Haces unos días revisando en la despensa para saber que prepararía para mi almuerzo del día siguiente, me encontré con dos plátanos en su punto perfecto de madurez. En ese momento recordé algunas de las preparaciones que más me gustan de este producto. Horneados y con queso derretido por arriba, dorados y acaramelados con un toque de mantequilla… entre otras, que me hacían agua la boca.
Era uno de esos días cuando se amanece creativo, esos días cuando a uno le provoca hacer cualquier cosa. Fue que me animé a preparar nuevamente, una de las recetas que aprendí en los meses que estuve en el Instituto Culinario de Caracas (ICC).
Recordé lo fácil y deliciosa que era esta receta; prepararla resultaba un aprendizaje de cómo podemos cambiarle la típica presentación a un producto; y como de esta manera podemos sorprender a nuestros comensales y a nosotros mismos.
Por el tema de los derechos de autor y la propiedad intelectual atribuyo esta receta al ICC; sin embargo, en vista de haberla preparado y degustado le agrego algunos comentarios que considero útiles.
Ingredientes:
2 plátanos maduros
Era uno de esos días cuando se amanece creativo, esos días cuando a uno le provoca hacer cualquier cosa. Fue que me animé a preparar nuevamente, una de las recetas que aprendí en los meses que estuve en el Instituto Culinario de Caracas (ICC).
Recordé lo fácil y deliciosa que era esta receta; prepararla resultaba un aprendizaje de cómo podemos cambiarle la típica presentación a un producto; y como de esta manera podemos sorprender a nuestros comensales y a nosotros mismos.
Por el tema de los derechos de autor y la propiedad intelectual atribuyo esta receta al ICC; sin embargo, en vista de haberla preparado y degustado le agrego algunos comentarios que considero útiles.
Ingredientes:
2 plátanos maduros
• 50 gr. de mantequilla
• Sal
• 1 yema de huevo
• 1/2 tz. de harina de trigo
• Ralladura de 1 limón
Preparación:
Preparación:
1. Encender el horno a 180 °C.
2. Pelar los plátanos y envolver cada uno con papel de aluminio, previamente engrasado con mantequilla.
3. Cocinar en el horno hasta que estén bien blandos.
4. Retirar, sacar del papel aluminio. Triturar en el procesador de alimentos hasta conseguir un puré liso, agregar las yemas y batir solo 1 minuto.
5. Colocar el puré en un bol, agregar la ralladura de limón, la sal y la harina.
5. Colocar el puré en un bol, agregar la ralladura de limón, la sal y la harina.
6. Dejar reposar la masa cubierta por un paño húmedo durante 15 minutos.
7. Dividir la masa en cuatro partes iguales. Tomar cada una de ellas y con la ayuda de la palma de la mano dar forma de un cilindro de 1cm. de ancho.
7. Dividir la masa en cuatro partes iguales. Tomar cada una de ellas y con la ayuda de la palma de la mano dar forma de un cilindro de 1cm. de ancho.
8. Con un cuchillo ir cortando transversalmente cada 2 cm., cubrir de harina y reservar sobre una bandeja.
9. En una olla con agua caliente salada, cocinarlos hasta que floten, retirar del agua y sumergirlos en agua helada 2 minutos, retirar y reservar.
La masa debe ser maleable; no se preocupen si se les queda pegada en las manos. En la receta inicial, comentan que se utiliza ½ taza de harina de trigo; sin embargo, tengan a la mano un poco más para que pueden colocarla en el mesón donde estén trabajando, y así la masa no se les quedará pegada cuando estén haciendo los cilindros.
En cuanto a dar forma de cilindro a la masa, para algunas personas suena demasiado científico, yo los invito a que se sientan unos niños otra vez, y recuerden cuando hacían “tubitos” de plastilina; es lo más parecido que puede haber.
Les recomiendo que lo sirvan con una salsa a base de tomate, la verdad es que la mezcla de sabores dulce – ácido será una maravilla exquisita!! Pero como todo en la vida, esto depende de cada quien.
Por último les recuerdo, que esta receta como muchas otras, además de muchas otras cosas en la vida, se basa en el ensayo y error. Lo que siempre digo es que no se arriesguen a preparar esta receta para la cena con su jefe, suegra, cuñada que es Chef, primo que tiene un restaurante o cualquiera de esos casos típicos, sin haberla preparado antes para usted o las personas que más lo quieren. Y por favor pídales que critiquen su creación, pero con mucho cariño.
En definitiva… Experimenten, Vivan y Disfruten!!
La masa debe ser maleable; no se preocupen si se les queda pegada en las manos. En la receta inicial, comentan que se utiliza ½ taza de harina de trigo; sin embargo, tengan a la mano un poco más para que pueden colocarla en el mesón donde estén trabajando, y así la masa no se les quedará pegada cuando estén haciendo los cilindros.
En cuanto a dar forma de cilindro a la masa, para algunas personas suena demasiado científico, yo los invito a que se sientan unos niños otra vez, y recuerden cuando hacían “tubitos” de plastilina; es lo más parecido que puede haber.
Les recomiendo que lo sirvan con una salsa a base de tomate, la verdad es que la mezcla de sabores dulce – ácido será una maravilla exquisita!! Pero como todo en la vida, esto depende de cada quien.
Por último les recuerdo, que esta receta como muchas otras, además de muchas otras cosas en la vida, se basa en el ensayo y error. Lo que siempre digo es que no se arriesguen a preparar esta receta para la cena con su jefe, suegra, cuñada que es Chef, primo que tiene un restaurante o cualquiera de esos casos típicos, sin haberla preparado antes para usted o las personas que más lo quieren. Y por favor pídales que critiquen su creación, pero con mucho cariño.
En definitiva… Experimenten, Vivan y Disfruten!!
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