Siempre he escuchado decir a muchas personas, que no pueden “funcionar” sin su merienda de mitad de mañana o de mitad de la tarde. Si bien no soy una de esas personas, porque considero que tres “buenas” comidas al día son suficientes; si estoy de acuerdo con que alimentarse es un placer, y para aquellos que prefieren hacerlo 5 veces al día, mucho mejor.
Una de las principales defensoras y promotoras de las meriendas matutinas y vespertinas que conozco, es mi esposa Mafe. Desde hace algún tiempo descubrí en ella el ritual de la merienda, y desde aquel entonces decidí prestarle más atención a tal acto del día a día.
Empecé a notar que es una actividad extendida entre la población; desde los recreos en el colegio hasta la reunión de gerentes, la tertulia casi siempre se acompaña con algún “dulcito”, antojo o capricho.
Algunos dicen que es por ansiedad, otros dicen que es por estrés; algunos dicen que es para recuperar energía y algún otro dirá que es para darse un gusto. Sin importar cual sea la causa o el fin, la merienda debe nutrirnos de energía positiva.
La variedad de “balas frías” es quizás tan extensa como la cantidad de calorías y grasas que aportan a nuestro cuerpo. Papitas fritas para el lunes, galletas para el martes, torta para el miércoles en la mañana y chocolate para la tarde. Así sucesivamente nuestro cuerpo se va cargando de lo que necesitamos, pero sobre todo de lo que no necesitamos.
Es por esto que recomiendo a los partidarios y adictos de las meriendas, que prueben las deliciosas, crujientes y saludables barras “Nature Valley”. Desde que las probé por primera vez, no he dejado de consumirlas, hasta el punto de convertirse en mi postre favorito del día a día. La variedad de sabores da para todos los gustos, y la calidad es extraordinaria.
La próximas vez que anden de compras en el supermercado, al pasar por el pasillo de los cereales, tomen una caja de “Nature Valley” y disfruten.
Una de las principales defensoras y promotoras de las meriendas matutinas y vespertinas que conozco, es mi esposa Mafe. Desde hace algún tiempo descubrí en ella el ritual de la merienda, y desde aquel entonces decidí prestarle más atención a tal acto del día a día.
Empecé a notar que es una actividad extendida entre la población; desde los recreos en el colegio hasta la reunión de gerentes, la tertulia casi siempre se acompaña con algún “dulcito”, antojo o capricho.
Algunos dicen que es por ansiedad, otros dicen que es por estrés; algunos dicen que es para recuperar energía y algún otro dirá que es para darse un gusto. Sin importar cual sea la causa o el fin, la merienda debe nutrirnos de energía positiva.
La variedad de “balas frías” es quizás tan extensa como la cantidad de calorías y grasas que aportan a nuestro cuerpo. Papitas fritas para el lunes, galletas para el martes, torta para el miércoles en la mañana y chocolate para la tarde. Así sucesivamente nuestro cuerpo se va cargando de lo que necesitamos, pero sobre todo de lo que no necesitamos.
Es por esto que recomiendo a los partidarios y adictos de las meriendas, que prueben las deliciosas, crujientes y saludables barras “Nature Valley”. Desde que las probé por primera vez, no he dejado de consumirlas, hasta el punto de convertirse en mi postre favorito del día a día. La variedad de sabores da para todos los gustos, y la calidad es extraordinaria.
La próximas vez que anden de compras en el supermercado, al pasar por el pasillo de los cereales, tomen una caja de “Nature Valley” y disfruten.
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